Las nuevas aventuras de Ariel y Mulan, o cómo Disney me da dolores de cabeza

Crédito: Dylan Bonner

A menos que se estén saliendo ahorita de la piedra debajo de la cual viven, estoy seguro que se han medio enterado de la polémica que existe por el casting de la versión en vivo de La Sirenita. Creo que hay cosas por las que hay que molestarse mucho más, pero ya vamos a llegar a eso. Primero, vamos con la historia.

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Camino al Oscar: Birdman

Siempre vean las películas que un director hace para salir de su zona de confort, pues casi siempre resultará en un esfuerzo interesante, así el resultado no sea gran cosa. David Gordon Green hacía pequeños dramas  independientes hasta que se fue con una comedia adulta (Pineapple Express), Robert Zemeckis hacía comedias y fantasía hasta que probó hacer una de terror (What Lies Beneath). La primera fue un éxito; la segunda, MALA, hijo, mala.

Ahora tenemos a Alejandro González Iñárritu, quien nos dio una suerte de películas (Amores Perros, 21 Gramos, Babel, Biutiful) cada vez más dramáticas, más “suffer porn”, aunque ciertamente las dos primeras gozaron de mucho prestigio. Marcado por la muerte de su hijo en un accidente automovilístico, quiero pensar que el “Negro” tenía demonios que debía superar, y ahora se atrevió con Birdman (o La Inesperada Virtud de la Ignorancia), una comedia existencialista que lo regresa a los buenos tiempos y lo encaminó a su segunda nominación al Oscar, quizá su primer triunfo.

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Camino al Oscar: Foxcatcher

Es muy, muy jodido vivir a la sombra de alguien cercano a ti, o sentir que no aprecian tus esfuerzos por lucirte en algo que amas. Puede ejercer fuerte presión sobre tu psiquis, en especial si todos tus esfuerzos terminan en vano. Puedes llegar a lastimarte a ti mismo o a los demás.

Esa es la premisa de la que parte Foxcatcher, la nueva cinta del director Bennett Miller (Capote, Moneyball), basada en el caso real que involucró al multimillonario John duPont y a los hermanos Dave y Mark Schultz, ganadores del oro en las Olimpíadas de 1984, cuyos mayores méritos son (a) haberle dado a Steve Carrell su primer papel dramático de peso (Dan In Real Life no cuenta) y (b) restaurar un poco más la fe que tenemos en Channing Tatum.

Mark Schultz (Tatum) está frustrado, pues tres años después que ganó la medalla de oro junto a su hermano Dave (Mark Ruffalo) aún no ha logrado el respeto que está seguro se merece. El hecho que su hermano parece haber logrado todo lo que él no ha podido –el respeto de la federación, el cariño y el respeto de sus compañeros, una esposa y dos hijos— no ayuda. Pero un día recibe un llamado que John duPont (Carrell), heredero de la más importante familia de la industria química del país, quiere reunirse con él, para que entrenen en su enorme propiedad (llamada Foxcatcher) para traerle el oro de vuelta a EEUU en las Olimpíadas de Seúl de 1988.

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Camino al Oscar: American Sniper

La última película de renombre que tenía como centro a un soldado de la guerra de Irak, The Hurt Locker (ganadora a Mejor Película en 2010), sólo recaudó 17 millones de dólares en taquilla en su momento. Esto es para que pongan en perspectiva el hecho que American Sniper, la nueva película dirigida por Clint Eastwood, hizo 89 millones de dólares en su primer fin de semana. Por comparación, Guardianes de la Galaxia, la más taquillera de 2014, recaudó 94 millones cuando se estrenó en agosto. Decir que la historia de Chris Kyle, que además logró seis nominaciones al Oscar, es un éxito de taquilla, es quedarse corto.

Basada en la autobiografía del apodado “Leyenda”, la película cuenta cómo Kyle (interpretado por Bradley Cooper) llega al cuerpo élite SEAL con las ideas que su familia siempre le había inculcado: tú estás ahí para defender a tu familia, tus compañeros y tus ideales. En cuatro misiones en Irak, Kyle se convirtió en el francotirador más letal en la historia del ejército estadounidense, con 160 muertes confirmadas, todo mientras trataba de evitar a su equivalente iraquí, “Mustafá” (Sammy Sheik), y su esposa Taya (Sienna Miller) trata de lidiar con criar a su familia sola.

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Pelo Malo: Ojalá fueran clichés

Afiche San SebastianDesde antes de su estreno, Pelo Malo creo que incluso superó a Secuestro Express en la categoría de Película Venezolana Más Controversial. La felicidad que generó su Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián en 2013 lentamente fue acompañada por críticas sobre su retrato de la pobreza en nuestro país, sobre la posición de la directora Mariana Rondón (Postales de Leningrado) y su acusación de “morder la mano que la alimentó” (lean a mi amiga Angie Rodríguez al respecto), sobre si vuelve a caer en los eternos clichés. Al final, se ha convertido en la más divisiva película venezolana de los últimos años.

Yo llego tarde a la fiesta, como a veces pasa, pero con toda esta controversia, la Concha y 100.000 espectadores, es hora de poner mis dos centavos. Y les digo algo, ojalá fueran clichés.

decenteEn los tradicionales bloques del 23 de Enero, Junior (Samuel Lange) se prepara para su última semana de vacaciones pendiente de la foto para el colegio. Quiere tener su pelo liso y vestirse de cantante de moda, pues ahí cree que podrá ganarse el cariño de su mamá, Marta (Samantha Castillo), quien no comparte ni entiende el empeño de su hijo en tratar de lucirse así. Ella simplemente quiere ver cómo lidiar con criar a un niño “raro” de nueve años y un bebé sola, sin un hombre (el papá de los dos está muerto) y con una suegra (Nelly Ramos) que le insinúa a cada rato llevarse a Junior.

Mientras veía Pelo Malo, pensé que esta era nuestra versión –mucho más light, a pesar de lo dura—de Precious (me extraña que no haya surgido el hashtag #SufroComoJunior). He leído varias críticas de gente que está molesta por cómo se retrata la pobreza en el país, pero lo que más vi a favor en esta es que me pareció brutalmente honesta. Castillo interpreta a Marta como una niña obligada a ser mujer y no quiere. Y está criada con la mentalidad machista de la sociedad venezolana: como no entiende a su hijo, lo rechaza, porque cree que así se fortalecerá. No es una mala mujer, pero la manera en que busca imponerse a su hijo la hace un tanto antipática.

La historia, viste desde el punto de vista de Junior, es deprimente. Al igual que Precious, este es un chamo que sólo quiere estar acorde con lo que él considera es la estética de la sociedad, buscar ser el niño perfecto para que su mamá lo quiera, sin entender que es precisamente lo que está haciendo para acercarse a ella lo está alejando aún más. Samuel lo interpreta con toda la madurez que un niño en esas condiciones, en la Venezuela del miedo, que debe ser tan fuerte como su mamá para poder echar para adelante, pero con una dulzura latente porque sientes que todo lo que quiere es que su mamá le demuestre el mismo amor que le muestra a su mamá.

Rondón no está pregonando con Pelo Malo, pero no tiene tampoco piedad con el espectador: está dispuesta a mostrar cada rincón, oscuro o claro, de la Venezuela con prejuicios. Para las historias que he escuchado de la vida en los barrios y en los bloques, más bien se quedó corta, pues es evidente que no quiere escandalizarnos. Pero admito que salí de ella deprimido, precisamente porque sabía que las acusaciones de clichés no eran ciertas. Nos está mostrando una Venezuela que no queremos admitir existe, y creo que gracias a ella deberíamos empezar ese debate. Sí, la película es algo lenta y no tiene tanto trama como estudio de personajes, pero lo que nos está queriendo decir debería ser razón suficiente para verla aunque sea una vez. Que nos haga reflexionar sobre la violencia en nuestros hogares, que no necesariamente debe ser física para que duela.

(Mucho les recomiendo lean el artículo de Aglaia Berluti sobre Pelo Malo para una opinión más sobre ese debate planteado.)

Matthew McConaughey: El nuevo Lázaro de Hollywood

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Con el final de True Detective de HBO aún fresco en nuestras mentes, creo que casi todos podemos estar de acuerdo que presenciamos un más que adecuado –me atrevo a decir que casi perfecto—final para un increíble año, lleno de sorpresas que jamás nos imaginábamos. No me refiero a la serie en sí, de por sí una de las mejores en un canal que ya ha estado repleto de series increíbles, sino al año de antología que tuvo uno de sus protagonistas: Matthew McConaughey.

Yo siempre me consideré fan del chico de Texas, qué con su actitud de constante sonrisa y encanto sureño, además que siempre consideré que tenía un talento para explotar. Ir de tú a tú con Kevin Spacey y Samuel L. Jackson en A Time To Kill y trabajar con Spielberg para destacarse con Morgan Freeman y Anthony Hopkins en Amistad no es cualquier cosa. Y todos asumimos –y a él no le importa—que “all right, all right, all right” es el slogan de los “stoners” gracias a su personaje en Dazed and Confused. Pocos recuerdan que era parte de la perturbadora familia de la primera Masacre en Texas, y aún menos han visto Lone Star, donde interpreta a un sheriff en un pueblo de frontera que sería el padre de Chris Cooper, si lo pueden creer, una actuación que todos ya la llamaban la mejor de todas. Si a eso le añades que logró robarle escenas a Bill Murray como un demente tramposo en la comedia con un elefante Big Bertha, podemos decir, en resumen, el hombre pareciera que siempre tuvo el talento.

Pero sólo se le puede aguantar un número de decepciones antes que pierdas la fe. De repente, Matthew –su persona me impide dirigirme a él por su apellido, aunque igual lo trato con respeto—decidió que lo suyo era ser galán de comedias románticas. O héroe de acción. Y empezó a escoger algunos proyectos que nadie puede entender, dado su actual status. Algunas funcionaron, a pesar de los críticos –How To Lose A Guy In 10 Days hizo 177 millones de dólares en 2003, en gran parte por la auténtica química y la otra que necesita una resurrección, Kate Hudson—pero en general, los primeros diez años del siglo XXI parecían condenarlo al olvido. Digo, miren esta lista: The Wedding Planner, con Jennifer López (pa’ qué mais); Fool’s Gold, tratando de repetir con Kate Hudson y fallando descaradamente; Failure To Launch, que no hizo nada para convencer a Sarah Jessica Parker que lo suyo es Sex and The City y más nada; la extrañísima Tiptoes, donde, se los juro por Dios, interpreta a un hombre de estatura normal cuyo hermano es un enano interpretado por Gary Oldman; una abominable adaptación de Un Cuento de Navidad llamada Ghosts of Girlfriends Past que hasta a mí me durmio; la muy fallida adaptación de la exitosa novela de Thomas Dean Donnelly, Sahara (que al menos lo dejó brevemente empatado con Penélope Cruz). Y eso que no he mencionado la floja pero inofensiva EdTV y la MUY floja Two for The Money, que para rematar contaba con Al Pacino y no se salvó.

Creo que sólo fueron los breves momentos de luz en esos primeros años que realmente lo salvaron de acompañar a Cuba Gooding, Jr., a lo directo a video casero, como fue su divertidísima actuación en Tropic Thunder y su completa transformación a machote en la absurda pero entretenida Reign of Fire con Christian Bale y muchos dragones, una película que yo estoy consciente no es gran vaina pero a mí me encanta igual. La subestimada Lincoln Lawyer, basada en el best-seller de Michael Connelly, fue el primer intento en tratar de recuperar algo de su autoestima, pero como casi nadie la vio, pues todos la olvidaron (y no deberían; no tiene nada de extraordinaria pero es bastante interesante de ver). Justo después de eso, tuvo una buena participación en la comedia negra Bernie, de Richard Linklater, pero Jack Black le roba toda la atención como el protagonista.

Así que todos ponen a Killer Joe como la primera película que marca el inicio de la “McConnección” (“McConnaissance” en inglés; gracias The New Yorker), una serie de películas menores donde Matthew finalmente demostró que era mucho más que el galán superficial al que nos tenía acostumbrados. Dirigida nada menos que por William Friedkin, el mismo de pequeñeces como El Exorcista y Contacto en Francia, puso a Matthew en un papel tan absolutamente contrario, opuesto, a lo que estábamos acostumbrados de él, que los críticos tuvieron que tomarlo en cuenta. Interpreta a un asesino a sueldo que por si fuera poco es policía contratado para matar a una malévola madre, y por lo visto está aún más loco que ella.

Entró en territorio más familiar en Magic Mike, de Steven Soderbergh, donde interpretó al dueño de un club de strippers donde actúa el personaje titular (Channing Tatum). Muchos consideran que sin duda David Woodersopn de Dazed and Confused creció para convertirse en Dallas; lo que a muchos les sorprende es que este fue el primer papel que muchos pensaban le daría su primera nominación al Oscar.

Como para demostrar que seguía siendo él, apareció en un par de episodios de la comedia de Danny McBride Eastbound and Down (creo que a nadie le debe sorprender que prestó su voz para un episodio de la serie animada King Of The Hill, por cierto), pero luego vendría la que ahora se dice es la actuación de su vida, en Mud, de Jeff Nichols, un director independiente que lentamente se está ganando un puesto de honor en el cine independiente gracias a películas como Shotgun Stories, Take Shelter y ahora esta. Narra la historia de dos niños que consiguen un barco en un árbol, y en él consiguen a un fugitivo, que está buscando a su amada (Reese Witherspoon) para escapar de hombres que lo quieren muerto. Los críticos terminaron de enamorarse de Matthew gracias a su papel de Mud; la película tiene un increíble 98% de aceptación en Rotten Tomatoes, y hasta a los que dicen que no les gusta la película dicen que su actuación sigue siendo increíble.

Justo antes de coronarse como es debido, Matthew nos mostró un pedacito de cosas por venir. Sí, Leonardo di Caprio dio la actuación de su vida en The Wolf of Wall Street de Martin Scorsese –la sola escena de los Quaaludes es una de las mejores de los últimos diez años—y es señal que el hombre aún tiene muchísimo que ofrecer en el futuro, incluyendo un muy merecido Oscar, pero así como Bill Murray, fue víctima de un robo de escena descarado y flagrante. Lo único que lamento es que no esté en YouTube subtitulado, pero aquí está, en todo su gloriosa, descarada, inmoral y endemoniadamente completo esplendor. Este es mi nuevo ritual para relajarme (por cierto, es lo que Matthew hace antes de arrancar una escena; a Leo le pareció tan divertido que le sugirió que lo hiciera en la escena).

Y llegamos a su momento de triunfo, tanto para él como para el amigo de Venezuela, Jared Leto, donde el hombre aplicó “el método” para interpretar a Ron Woodruff, un electricista y jinete de rodeo bonchón y homófobo que descubrió que tenía SIDA al inicio de la pandemia en los 90, le dan 30 días de vida, y se convirtió en un proveedor de drogas no aprobadas por la FDA para pacientes seropositivos, y demostrando que lo dijo es cierto: “No hay nada allá afuera que pueda matar en 30 días a Ron Woodruff”. Matthew perdió 20 kilos, impresionante para un tipo que hasta ese momento era famoso por andar sans camisa, y se entregó en cuerpo y alma para interpretar a Ron, en una actuación que es a la vez increíblemente humana y extrañamente conmovedora. Y recuerden, esta es una historia real. Gracias a Dallas Buyers Club, Matthew arrasó en todos los premios: ganó el Globo de Oro, el SAG y, por supuesto, el Oscar. Leo tenía chance, sí, pero no mucho, después de esto.

Claro, eso fue en el cine, pero Matthew también aprovechó de debutar en televisión al lado de su viejo compañero de EdTV, Woody Harrelson (otro actor con fama de payaso, cortesía de la serie Cheers, que también sorprendió con papeles como su nominado al Oscar en The People vs. Larry Flynt) en la serie del otrora novelista Nick Pizzolato True Detective. Cada uno de sus ocho capítulos es una película en miniatura, y aquí sí es verdad que Matthew está en otro nivel. Rust Cohle es un hombre profundamente perturbado, a la vez que un brillante detective, y la serie tiene además el reconocimiento adicional que Matthew sólo esboza una mini sonrisa en los minutos finales del último capítulo, que además incluye la escena que probablemente le dará un Emmy para acompañar su Oscar. Háganse un favor y terminen de verla, en especial porque, aunque Pizzolato retuvo los derechos literarios para sus personajes, esta es una serie por temporadas; ya para la siguiente temporada no estarán ni Matthew ni Woody.

Por supuesto muchos se preguntan es, ¿qué pasó? ¿Cómo un tipo que parecía condenado a ser el sueño de las mujeres ya se ganó aún a los críticos más duros? Cuando uno recuerda las actuaciones de Lone Star, Amistad y afines, uno se da cuenta que siempre el talento estuvo allí. ¿Por qué entonces la retahíla de comedias románticas y, oh por Dios, Tiptoes? Obvio que al que hay que preguntarle es al propio Matthew, y aún no hay una entrevista a fondo donde lo explique. Pero puede ser algo tan sencillo como un cambio de representante que le trajo mejores proyectos. Mi teoría es que ya el pana tiene 44 años, cerca de los 45. Se ve igualito que hace 20 años, pero tiene que estar consciente que no toda la vida va a poder ser el niño bonito de la partida. Entonces empezó a escoger papeles que le exigieran un esfuerzo, que mostraran que aún puede ser un nuevo Paul Newman, como se le consideraba en los primeros días de su carrera.

Sea cual sea el motivo, creo que todos podemos estar de acuerdo que el hombre está en un punto dorado en su carrera que por lo visto sólo va a mejorar. Se rumora que ya está listo para Magic Mike 2, y este año se da una vuelta por la ciencia ficción, de la mano nada menos que de Christopher Nolan, con Interstellar. Definitivamente puedo decirle, “Vuelve acá, Matthew. Todo está perdonado”.

Ah, y por si acaso alguna vez se le infla demasiado el ego, este tuit que salió el día que ganó el Oscar le debe servir de recordatorio: alguna vez tuvo una época oscura.

Desde Afuera: Buscando algo que no encontramos en casa

1aDivulgación completa: Estudié con los realizadores de esta película, así que espero que no se me juzgue demasiado mi objetividad en la siguiente reseña. Que empieza… ahora.

 

Es una realidad que las cosas están duras. Muy duras, en el país. Así que muchos venezolanos optan por salir a probar suerte fuera de aquí. Como los dos directores de Desde Afuera, Pedro Camacho y Johan Pérez. Luego de graduarse de Comunicación Social en la UCAB en 2007 –y hacer un interesante cortometraje juntos—Pedro se fue a Buenos Aires, Argentina, y Johan se lanzó a Barcelona, España. Así que sintieron la necesidad de explorar la experiencia del venezolano como emigrante, de donde surgió la ideas de encontrar venezolanos que han emigrado. Se lanzaron por redes sociales para encontrar esas historias, y hallaron cinco.

 

excelente-conmovido[6]Claudia y Santiago es una pareja joven recién casada que se está preparando para salir a estudiar a Estados Unidos. Leo se mudó a Londres para dedicarse a la música con el grupo Laps Around The Sun. Edu también se fue a Londres persiguiendo una carrera cinematográfica, pero terminó en Zagreb, Croacia. Amalyn se asentó en Tokio, Japón, persiguiendo sueños de bailarina. Y por último, Melissa se fue con su esposo a Perth, Australia, donde trata de criar a su pequeña con valores venezolanos.

 

Lo que más me gustó de Desde Afuera es que no cae en ningún cliché, ni da ninguna posición política de nadie. No hay nadie hablando mal del Gobierno ni de los trámites que hay que hacer para obtener divisas o sacar la visa. Simplemente son. Es una realidad y ya. De hecho cuando se habla de Venezuela, no es sino con cariño, nostalgia y ese humor negro que nos caracteriza tanto. Un cuento que Leo echa sobre un asalto en Londres es uno de mis puntos altos. Me dio hasta rabia pensándolo después, la cultura de violencia y mediocridad en la que estamos atrapados, que hace que sean los más preparados los que se vayan, por consiguiente los que más falta hacen. Quería que se enfocaran más en eso. Me alegro que no lo hayan hecho.

 

Si eres venezolano esto claro te va a llegar de una manera, pero si no lo eres creo que hay algo para ti también. Verás que, al salir de tu cultura y caer en una tan radicalmente distinta (la distancia física no es la única), te evalúas con cuidado sobre qué es lo quieres. Y en algunos casos, hasta eso no es suficiente. Y entonces, hay que buscar en otra parte. Desde Afuera es un canto al deseo de superación del ser humano, de cumplir tus sueños sin importar lo que cueste, sea una despedida de tu familia, una ruptura emocional o dejar un trabajo.

 

Hasta el 15 de noviembre, pueden ver el documental en su página web de manera gratuita, y mucho se los recomiendo. Después de eso, mal hecho, pero ver esto en una sala de cine también debe ser una experiencia, además de poder verlo en festivales. Si tienen familia afuera, mucho les conviene verlo. Aquí les dejo su trailer.

Rush: Ojalá la F1 fuera así para mí

rush_ver2Admito que la Fórmula Uno me parece uno de los más rutinarios y aburridos deportes de todos. No me insulten o se sientan mal, me siento así respecto a cualquier deporte que involucre carreras largas. No entiendo la fiebre por ellas. O no la entendía, hasta que vi Rush.

 

Ron Howard es un director completamente aceptable para mí. El hombre sabe agarrar emociones y hacer que las vivas como si estuvieras en el sitio. Así me pasó con su Apolo 13, así siento su Una Mente Brillante. Con Rush está tomando caminos familiares, pues está tomando una historia existente y la “hollywoodiza”. Aunque por lo que he leído, la temporada de la F1 de 1976 ya de por sí era digna de Hollywood; me sorprende que se hayan tardado así en hacer una película.

 

decenteEsa temporada se centró en la rivalidad de los dos más talentosos corredores que el deporte ha visto: el austríaco Niki Lauda (Daniel Rühl) de Ferrari, frío, calculador y con un conocimiento casi robótico de cómo correr, y el inglés James Hunt (Chris Hemsworth) de McLaren, arriesgado, carismático, fiestero e incapaz de darse por vencido. Se tropezaron primero en la Fórmula 3, y desde entonces siempre competían el uno contra el otro, decididos a superarse. En el camino, en especial después de un incidente el 31 de agosto de 1976, ambos se dieron cuenta de dos cosas: había algo más importante que ganar, y lo que empezó como un odio encarnizado terminó en un gran respeto.

 

No pienso caerles a coba: Rush toca cada cliché de una película deportiva que se puedan imaginar. El frío campeón que logra relajarse al conseguir el amor (en este caso, Alexandra María Lara), el fortachón cuyo constante fiesteo le puede costar la corona y le cuesta su matrimonio (con Olivia Wilde). Pero Howard y su guionista Peter  Morgan (con quien ya colaboró antes en Frost/Nixon) ponen el mismo esfuerzo en desarrollar a los dos personajes principales y capturan detallitos sobre cada uno que hace que en un momento apoyes a uno, y luego al otro. Ayuda que Rühl y Hemsworth están al tope de su juego, para usar una expresión gringa. Rühl siempre ha sido bastante bueno, ya sea en la que nos introdujo a su talento, Goodbye Lenin, o como el encantador nazi en Inglourious Basterds. Aquí es difícil que te caiga bien, algo que todo el mundo dice es una fiel imitación a Lauda; el hombre era abrasivo y directo, aunque tenía su sentido del humor. Rühl lo retrata como un hombre decidido a triunfar, sin tiempo para más nada, hasta que….

 

Por su parte, esta debería ser la película que demuestre que Hemsworth es mucho más que Thor, aunque ese vaya a ser su papel más famoso. ¿Recuerdan esa escena donde Thor dice que simplemente quiere ir a casa? Hemsworth tiene varios momentos así aquí, donde no tiene miedo de mostrarse como un gigante vulnerable, a pesar de su tamaño. Su Hunt hace ver a todos que es el evidente ganador, qué con esa sonrisota y tal, pero muy adentro de sí es tal su miedo al fracaso que prefiere divertirse primero.

 

Y por supuesto, las escenas de las carreras. Cada carro que pasa la sientes en los huesos. Howard te mete ahí con los pilotos; casi puedes oler el aceite. Cero ángulos extraños, simplemente te muestra la acción done tiene que ser. Y saben qué, para ser una película sobre corredores de F1, son sorprendentemente pocas las carreras en Rush. Y quizá ese sea su mayor triunfo: está mostrando el drama humano, en vez de las competencias como tal. Las actuaciones principales son los que llevan esta película al final, aún  más que los increíbles carros.

Pacific Rim: Enlázate con esta. Pero YA

pacific_rim_ver3Tengo que decirlo de una vez y ya: Pacific Rim  es mi película favorita del verano. Si ustedes encontraron más corazón o la pasaron mejor con alguna otra película este año, díganme con cual y les diré que están equivocados. En serio es así de buena.

¿Ah necesitan más? Bueno un recuento. En un futuro ni tan cercano, un abismo se ha abierto en el fondo del Océano Pacífico de donde salen gigantescos monstruos que llaman “kaiju” (“bestia extraña” en japonés) y arrasan con San Francisco, Cabo y Manila. Al ver que venían en oleadas, todos los gobiernos del mundo finalmente se pusieron de acuerdo y consolidaron un programa de robots de veinte pisos de alto llamados jaegers (alemán para “cazador”), pilotados por dos humanos enlazados mentalmente por lo que llaman “el Puente”, y empezaron a derrotar a los kaiju. Pero claro, estúpidos humanos se confiaron, y los kaiju empezaron a evolucionar y a derrotar jaegers. Ahora decidieron que la solución es construir el Muro de la Vida para proteger las ciudades costeras que quedan.

excelente-emocionado[5]Uno de los obreros en el Muro de la Vida es Raleigh (Charlie Hunman, de la serie Sons Of Anarchy), un ex piloto de jaeger que cinco años atrás perdió a su hermano (Diego Klattenhoff) en una batalla. Pero es llamado a la acción nuevamente por el mariscal Stacker Pentacost (Idris Elba), líder de los pilotos jaeger que ha tenido que ver cómo la burocracia decide quitarle el enchufe a su programa. Stacker tiene un  plan para acabar con la amenaza kaiju de una vez, y necesita tanto a Raleigh como a Mako Mori (Rinko Kukichi, nominada al Oscar por Babel), una científico y aspirante a piloto que tiene una razón propia para combatir los monstruos. Ellos y los jaegers sobrevivientes esperan ser la última defensa de la humanidad para, como dice Stacker, CANCELAR EL APOCALIPSIS.

Michael Bay quizá vea esta película y en su oscuro y superficial corazón de mierda sentirá algo parecido a la envidia que su ego no lo dejará reconocer. No se equivoquen, Transformers esto no es excepto en la parte que hay robots gigantes involucrados. Bay no tiene idea de hacer otra cosa más que apelar a lo más básico del ser humano, crear espectáculo para el chico de universidad con una cerveza en la mano y gritar “¡Marico arrechísimoooo!”. Guillermo del Toro, en cambio, me hizo sentir como un niño, ese que corría del colegio para sentarse a ver a Mazinger Z, a Ultramán, al Vengador, al Gladiador. Porque el mexicano sí tiene corazón y se lo sabe inyectar a sus personajes; a ti te importa todos y cada uno de los que salen en pantalla, incluso al que es una plasta al principio. Cierto, no hay una historia notablemente desarrollada para cada uno, pero sí hay suficiente para que te importen. Hasta el eterno de Del Toro, Ron Perlman (Hellboy), tiene una aparición relativamente breve como un contrabandista de partes de kaiju, hace poco más que gruñir y reclamar e igualmente te hace reír y te encanta.

Del Toro y su guionista Travis Beacham, responsable de la historia también, tienen buenos detalles con la manera en que funciona toda la tecnología: mientras más cercanos sean los pilotos, más fuerte será el enlace. No sólo Raleigh y su hermano, sino que hay un jaeger chino pilotado por trillizos, uno ruso pilotado por hermanos y uno australiano por un equipo de padre (Maxc Martini) e hijo (Robert Kasinzy). Entonces sabes que escoger el copiloto no puede ser cualquier cosa y hay drama involucrado. Claro, el drama entre Stacker y Mako es lo que no me convenció del todo, pero bueno, igual funciona. Y las batallas… chamo, las batallas. Otra vez muy a diferencia de Transformers, Del Toro echa la cámara para atrás y te permite ver qué está pasando, y su director de fotografía Guillermo Navarro hace que todo se veía bellísimo, inspirado en cuadros como “El Coloso» de Goya y “La Gran Ola de Kanagawa” de Hokusai.

Añádele a eso que no hay una actuación floja. Sí, el combo de Charlie Day y Burton Gorman como dos científicos haciendo del elemento cómico puede ponerse ladilla en algún momento, pero en seguida mejora y no dura tanto como para reclamar. Hunnam, sorprendemente, me pareció mucho más flojo; creo que cualquier tipo intenso y con pinta de piloto pudo hacer este papel. Rinko, en cambio, sí es excelente; dulce y a la vez intensa. Sí me gustó que la relación entre ellos dos no fuera un romance sino una camaradería, y su química era convincente. Elba sí es impresionante; no cualquiera puede vociferar una frase directo al colectivo. De por sí, este hombre es de los pocos que puede estar en una película que da pena y nunca dar pena él.

Todos juntos hacen escenas de tanta emoción y tal “bad-asserie” que tienes que aguantar las ganas de levantarte y gritar “hurra”. Del Toro es fiel a su costumbre y hace que puedas sentir cada batalla como algo real, en especial la climática bajo el agua. Aquí no hay la frialdad de un montón de robots computarizados, aquí sientes que hay seres orgánicos luchando por tu futuro. Sí, TU futuro. Del Toro y compañía crearon un mundo donde yo por lo menos no puedo esperara a volver a visitar.

Man Of Steel: Sip, frío como el acero

man_of_steel_ver6Mientras que Marvel ha disfrutado de un éxito fenomenal con sus películas, que han salido sin pele cada año mínimo de a dos para dejar la taquilla vuelta leña, DC Comics (propiedad de TIME/Warner) aún no ha logrado descifrar qué es lo que hace la competencia para que sus películas sean tan exitosas. Con la sola excepción de la trilogía del Caballero Oscuro dirigidas por Christopher Nolan, la única película de un personaje de DC que ha salido en los últimos años –Green Lantern—fue un rotundo fracaso en taquilla y crítica. De modo que supongo que era lógico que intentaran capturar la gloria con el superhéroe que lo empezó todo. ¿Pero es suficiente?

La historia que todos conocemos recibe un ligero retoque, un punto muy a favor del director Zack Snyder, el productor Christopher Nolan y el guionista David S. Goyer. El principal científico del planeta Kriptón, Jor-El (Russell Crowe) ha advertido que el planeta está a punto de colapsar, y para ello prepara el escape de su hijo Kal-El, el primer kriptoniano nacido de parto natural en vez de construido genéticamente, a otro planeta. Un golpe de estado del líder militar de Kriptón, el general Zod (Michael Shannon), acelera sus planes antes que su mundo sea destruido.

decenteTreinta años después, vemos a Kal-El, ahora llamado Clark (Henry Cavill) por sus padres adoptivos Jonathan y Martha Kent (Kevin Costner y Diane Lane), tratando de encontrar su lugar en el mundo, luego de una traumática infancia donde no entendía por qué era tan distinto a los demás sin poder manifestarlo. Ahora Zod lo encontró, y con la ayuda de una decidida reportera (Amy Adams), debe defender el mundo que lo adoptó y sus habitantes, además de convencerlos que él tampoco es una amenaza.

Vamos a responder la pregunta que hicimos de una vez. Sí, esto sin duda le da el aire nuevo a la franquicia de Supermán que el bodrio anterior no pudo ni medio pensar en darle. En comparación a Superman Regresa, esta es una verdadera película de cómics, con enormes escenas de acción y finalmente una visita a Kriptón, con todo y su fauna, así como numerosas referencias a los cómics (un premio para el que descubra la conexión con Batman. Está ahí, ¡lo juro!). Pero como primera entrada en una franquicia (y por Dios, ¡la segunda podría venir el año que viene!), hay cosas que necesitan ser pulidas.

Aunque es una película de dos horas y media, nunca se sintió realmente lenta, pero las secuencias de flashbacks en el segundo acto no fueron manejadas tan bien como deberían (eso sí, muy bien cómo muestran a un joven Clark Kent adaptándose a sus sentidos captándolo TODO a la vez –algo que luego sería muy bien usado después). Y aunque visualmente es impresionante, Snyder definitivamente no sabe cómo bajarle dos, con la excepción del último flashback, con Clark jugando con su perro. Y sobre todo, este no es Supermán, por las múltiples fallas que muestra. No puedo explicarles bien por qué sin echarles a perder la película si no la han visto, pero ante todo, Supermán es un PROTECTOR. Ante todo está pendiente de salvar vidas, de evitar que la gente salga lastimada. Aquí cambian esa noción por la grandiosidad del espectáculo. Luego de dos días, finalmente entendí por qué esa batalla final con Zod me molestó tanto, y necesité de este artículo de Devin Faraci en Badass Digest para darme cuenta: en The Avengers, la destrucción de Nueva York se limita a un par de cuadras, y los mejores momentos son cuando los ves protegiendo a civiles inocentes. Aquí, como se lamentan en Wired, “venden el alma de Supermán para espectáculo”.

Sin embargo, no se puede negar la excelencia de los actores para cada papel. Henry Cavill repite lo que le pasó a Christopher Reeve de ser un relativo desconocido a mostrar toda la humanidad de Supermán, aunque necesitábamos más Clark Kent. Adams nunca puede hacer nada malo en mis ojos, y aquí rinde homenaje a todas las Luisa Lane del pasado a la vez que las deja en el suelo (con excepción de Margot Kidder). Russell Crowe tiene la misma callada dignidad del Jor-El que esperamos a la vez que tiene la oportunidad de ser un tipo arrecho, y si a estas alturas no eres fan de Michael Shannon (si no sucedió en Revolutionary Road y no eres de los que han tenido la suerte de ver Take Shelter) y su general Zod no lo hace, entonces no sé qué coño hay que hacer contigo; es sencillamente brutal sin caer en lo grandilocuente del típico villano de comiquita. Bien por Kevin Costner haciendo del reflexivo Kevin Costner que hace tan bien como Papá Kent; Diane Lane es excelente pero siento que este papel lo pudo haber hecho cualquiera. Y Laurence Fishburne siempre será genial, como el nuevo Perry White, editor del diario El Planeta; me gustó en particular su química con Adams, su dinámica de trabajo. (¿Por qué ningún Jimmy Olson?)

Quiere detenerme un poco más en Shannon porque creo que Zod es el personaje mejor logrado. Más allá de lo amenazante que es –y Shannon sabe hacer amenazante nada más con estar parado ahí—las motivaciones de Zod hacen que cuestiones sus métodos pero no sus razones. Como dije antes, en Kriptón dejaron de nacer “al natural” para ser creados con un propósito desde su inicio. Zod simplemente busca cumplir ese propósito por cualquier manera posible. Y creo que en manos de otro actor menos versátil que Shannon, esto podría haber caído firmemente en el terreno del cliché. Pero Shannon muestra a Zod como alguien con una lógica fulminante e implacable con la que es muy difícil discutir sólo a punta de corazón. En serio, gente, Michael Shannon debería estar en todas las películas en todos lados. Busquen sus otros trabajos, me lo agradecerán.

Mientras tanto, ¿vale la pena ver Man Of Steel? Pero de bolas. Es un enorme espectáculo visual, y aunque Shannon se destaque, todo el resto del elenco da lo mejor de sí con un guión, meh, decente. Vamos a ver cómo evoluciona.